domingo, 4 de noviembre de 2007

En el robledal.

(NOTA: Tanto el poema “El encuentro”, el relato de “En casa de Nimlin Moog”, como este escrito llamado “El robledal”, pertenecen al libro de “El valle de los dragones”, de la saga de Journey of Fantasy escrita por Juiahnn Frank. Dicho libro narra (en primera persona) la historia de Teo, un joven que tras los relatos de su abuela, busca el lugar secreto de los dragones para ser instruido como lo eran los gaianos en tiempos antiguos. El libro está dirigido a los niños que, en forma de cuentos, metáforas y poemas, aprenden altos valores de vida. Muchos de los capítulos que lo componen fueron escritos por Juiahnn a tierna edad, y que con el tiempo los reunió en una sola historia.)

En el robledal.

Sentado frente a un calido fuego, majestuoso entre el robledal se hallaba.
De imponente imagen cobriza y poderoso de sabiduría añeja, mirando apacible el cielo un hilo de humo exhaló al hablar:
-“Disfruta de la hierba”- me dijo alcanzándome una larga pipa de roble-“porque en el remanso del espíritu es donde el silencio responde a tus preguntas”-
Creciente de sombras la tarde caía anunciando en un cielo fundido de oro un crepúsculo carmesí, ante la hoguera que se erguía amistosa de tamaño, uniendo lazos con los maderos para apaciguar el frío.
-“Pero dime gran sabio”-exclamé mientras removía el tabaco-“¿Cuando tendré esas respuestas?”…Y curvando su largo cuello frente a mi, hasta verme reflejado en la paz de sus ojos, sonrió, y plegó sus alas al proferir:
-“Mi pequeño amigo…¿Crees que no lo sabes? Porque cuando te veas humilde ante uno menor a ti, te apenes por tus enemigos, y des oídos previos a tus palabras, podrás pintar el viento, perfumar el sonido y cantar el silencio, y entonces si, estarás preparado para buscar una respuesta”-
Acostándose sobre la hierba cerró los ojos para una noche de sueños:
-“Duerme ya y descansa de tus dudas”-y desplegó una de sus alas para cubrirme-“porque el conocer todo no te hará sabio, sino, entender, discernir, y esperar”-

Avanzada la noche, la tranquilidad yacía en aquel claro frente al robledal.

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