jueves, 29 de noviembre de 2007

Yo, un Ivaris.


Nota: Un “Ivaris” es una raza masculina de la mitología de Juiahnn creada para Journey of Fantasy. El Ivaris es un ser creado por invocación por las “Nodrizas mágicas” (se les podrían decir) y que tienen el fin de ser guardianes de los poderes de los elementos y maestros de la “verdad de Gaia”. A pesar que la mayoría de los “ivaris” mencionados en las historias son nostálgicos, son también destacados por su amabilidad y sentido del humor…dos características que desaparecen cuando están en combate. En lo telurico, se los podria comparar con una mescla entre samurai y druida. En “El Libro de Gaia” se puede encontrar algunas aventuras de ésta particular raza mágica.


Yo, un Ivaris.

Fui creado por elegido,
invocado por lo que he sido,
y vistieron mi esencia de monje
para servir, aunque, como rey he vivido.

Caminé por valles y ciudades
atravesando mares y cielos,
como quien lucha y sabe,
hablando de Gaia y protegiendo reinos.

Mas, mis ojos no sufragan
a las nostalgias de mis vidas,
que aunque miles fueron pasadas,
jamás sanaron las heridas.

Y aunque la risa se dibuje en mi rostro
acompañando una historia amena,
siempre he dejado en mi alma
cien amores y una cruda pena.

Confundí ser maestro con “enviado”,
y con habilidad a ser “poderoso”.
De vestir de rojo a ser “endiosado”,
y de saber, a ser sabio iluminado.

Porque he conocido las lenguas
y el alma de los que viven
creyendo que podía darles vida
en lugar de sanarlos.

Sentir sus clamores no me hace curar sus llantos.
Sanar su dolor no me convierte en un “áltaro”.
Ver por sus ojos no me lleva a guiarlos,
y guiarlos, no los hace mis seguidores.

Tomé el rol de un “Eterno”
cuando soy solo un guardián
que pregona las verdades de “Aia”,
mas no me convierten en un “Mizand-Mgo”.


Mi poder es efímero
pues mi vida es de invocación,
y aunque ésta continué por siempre,
jamás seré un eterno del Gran Árbol.

Cuando he partido del templo crepuscular
el mundo se me ha entregado,
y pensé que lo que entiendo y amo
sería lo mismo para los que lo habitan.

Y he sentenciado juicio,
y dado y quitado vida,
y he creído hacer lo que debía,
pagando el precio de lo que sentía.

Porque siento en demasía,
mas no entiendo la simpleza del amar y el odiar.
Y mis sentidos seguirán leyendo lo oculto
de las emociones invisibles de lo que nos rodea.

Ni siquiera tan real soy,
pues mi cuerpo es de elementos sagrados.
Nacidos de palabras y conjuros,
pero débil como una flor.

Doy mi entrega con anhelo
y llego hasta donde los navíos no siguen al cielo,
pero no ha pasado un solo día en Aia
sin recordar el jardín en donde descansaré.

Porque aunque cuento con siete vidas
en cada esencia que visto,
mi deleite está en la espera de los ocasos
cuando al fin a Tenzen daré mis días.

De carmesí y cobre,
mi alma se abrigará,
en el crepúsculo del Gran Árbol,
en el bello jardín de Gabalaia-lim.

“Ai sûba mâi gêie e le Êl`t creinâ”

miércoles, 21 de noviembre de 2007

La canción del montaraz.


Viento divino, brisa nocturna,
contad vuestros secretos de antaño.
Acariciad las palabras que se resguardan
frente a un fuego aldeano.

Estrellas en lo alto y flores a mis pies.
Un dejo de humo y su aroma amaderado.
Tomad del vino que nos alboroza.
Sentirte feliz y acunado al sueño.

Riquezas y placeres del montaraz.
Nada puede ser mejor…¿Quien me da más?

Oíd el arrollo susurrar cercano,
y a viento profesar su encanto.
Canta en la alameda y acompaña
el siseo de sus hojas plateadas.

Acércate al concilio de los bosques,
viaja con nosotros entre prados y colinas,
y con laúd y mandolina
aprende ésta canción.

Viento divino, oh brisa nocturna,
contad vuestros secretos de antaño,
y descansa de tu destierro,
junto al fuego, bajo la luna.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Fuego nocturno.


Dejad vuestros bolsos junto al árbol
y acercaos al amistoso fuego,
de entorno jovial y alegre,
de historias en noches de invierno.

Su resplandor rojizo nos cobija
de un cielo frió, estrellado y abierto.
Su calor nos invita a todos
a esperar el día reposando en sueños.

Tomad del vino y acomoda tu leño.
Vigila tus prendas de una chispa traviesa.
Come de la caza de los enanos
y la miel de los elfos en galletas de granos.

Calida luz de una nocturna hoguera.
Nuestros rostros reflejan la palidez lunar.
Y entre anillos de humo y botellas oscuras se planea
para el nuevo día, el camino a seguir.

No os preocupéis de la oscuridad por tus alforjas,
ni por la basta negrura que cubre al bosque,
pues en el áurea que el fuego despliega
serás protegido de temores y penas.

Contad historias lejanas.
Cantad junto a la flauta y el laúd.
Bebe un poco más del vino endulzado,
pues la media noche no ha llegado aun.

Poco a poco y de a uno bostezáis.
Algunos se recuestan en sus capuchas,
junto al fuego, entre leños y alforjas,
a los pies del robledal.

Descansa tu fatigado cuerpo
y cierra vuestros ojos, duerme ya.
No os preocupéis del rocío nocturno,
el fuego del desayuno, por la mañana, te secará.

jueves, 8 de noviembre de 2007

La boda de Tom Bombadil.

(De “Las Aventuras de Tom Bombadil” contado por los Gamos de Hobbiton)


La boda de Tom Bombadil y Baya de Oro.

El sabio Viejo Bombadil era un sujeto cauteloso; de chaqueta azul brillante y botas amarillas.
Nadie atrapó nunca al Viejo Tom en las colinas o en la cañada, andando por los senderos del bosque, o junto al Tornasauce, o en los estanques de lirios, en un bote sobre el agua.
Pero un día Tom fue y capturó a la Hija del Río, con su vestido verde, su suelto cabello, sentada en el juncal, cantando antiguas canciones de agua a los pájaros en los arbustos.

¡La atrapó, la agarró velozmente! Las ratas de agua se escabulleron, las plantas silbaron, las garzas gritaron, y el corazón de ella se agitaba.
Dijo Tom Bombadil: “¡Aquí está mi hermosa doncella! ¡Deberías venir a casa conmigo! La mesa está puesta: Crema amarilla, panal de miel, mantequilla y pan blanco; rosas en la ventana y pájaros piando en los postigos.
¡Deberías venir bajo la colina! ¡No temas por tu madre en su profundo y herboso estanque: ¡no hallarás un amante allí!

El viejo Tom Bombadil tuvo una alegre boda, coronado de ranúnculos, sin pluma ni sombrero;
Su esposa con nomeolvides y lirios como guirnalda estaba vestida de verde y plata. Él cantaba como un estornino, zumbaba como una abeja, tocaba el violín, abrazaba a su Doncella del Río por su delgada cintura.

Las lámparas brillaban en su casa, y la cama era blanca; En la brillante luna de miel, los Tejones llegaron con paso suave, bailaron bajo la Colina, y el Viejo Hombre Sauce golpeó, golpeó el cristal de la ventana, mientras dormían en la cama, en la orilla junto a las cañas la Dama del Río suspiraba, oyendo al viejo Tumulario gritar en su montículo.

El Viejo Tom Bombadil no prestó atención a las voces, golpes, crujidos, pies danzantes, ruidos nocturnos; La amó hasta que el Sol salió, y entonces como un estornino cantó:
“¡Hey! ¡Ven derry-dol, alegre-dol, querida!”
Sentado junto a la puerta, cortando ramas de sauce, mientras la Hermosa Baya de Oro peinaba sus rubias trenzas.

martes, 6 de noviembre de 2007

Reflexiones en el humo.

Gris aroma que contagia en la tarde
del descanso hogareño entre anillos de humo.

Largas charlas y opiniones maderadas
de un agridulce sabor de antaño.

Y es hasta ver un cielo carmesí fundirse
en la negrura estelar que cubre un viejo día.

Llenar su cilindro para resaltar la mantecada
o acompañar una pinta de cerveza.

Buen tabaco del este,
y sabroso tabaco de las nórdicas tierras,
regálame un dejo de reflexión
al rozar mi paladar.

Oh, pipa amiga de andanzas,
de escondidas y desvelos,
acompáñame en mis viajes,
hasta un lecho encontrar.

domingo, 4 de noviembre de 2007

En el robledal.

(NOTA: Tanto el poema “El encuentro”, el relato de “En casa de Nimlin Moog”, como este escrito llamado “El robledal”, pertenecen al libro de “El valle de los dragones”, de la saga de Journey of Fantasy escrita por Juiahnn Frank. Dicho libro narra (en primera persona) la historia de Teo, un joven que tras los relatos de su abuela, busca el lugar secreto de los dragones para ser instruido como lo eran los gaianos en tiempos antiguos. El libro está dirigido a los niños que, en forma de cuentos, metáforas y poemas, aprenden altos valores de vida. Muchos de los capítulos que lo componen fueron escritos por Juiahnn a tierna edad, y que con el tiempo los reunió en una sola historia.)

En el robledal.

Sentado frente a un calido fuego, majestuoso entre el robledal se hallaba.
De imponente imagen cobriza y poderoso de sabiduría añeja, mirando apacible el cielo un hilo de humo exhaló al hablar:
-“Disfruta de la hierba”- me dijo alcanzándome una larga pipa de roble-“porque en el remanso del espíritu es donde el silencio responde a tus preguntas”-
Creciente de sombras la tarde caía anunciando en un cielo fundido de oro un crepúsculo carmesí, ante la hoguera que se erguía amistosa de tamaño, uniendo lazos con los maderos para apaciguar el frío.
-“Pero dime gran sabio”-exclamé mientras removía el tabaco-“¿Cuando tendré esas respuestas?”…Y curvando su largo cuello frente a mi, hasta verme reflejado en la paz de sus ojos, sonrió, y plegó sus alas al proferir:
-“Mi pequeño amigo…¿Crees que no lo sabes? Porque cuando te veas humilde ante uno menor a ti, te apenes por tus enemigos, y des oídos previos a tus palabras, podrás pintar el viento, perfumar el sonido y cantar el silencio, y entonces si, estarás preparado para buscar una respuesta”-
Acostándose sobre la hierba cerró los ojos para una noche de sueños:
-“Duerme ya y descansa de tus dudas”-y desplegó una de sus alas para cubrirme-“porque el conocer todo no te hará sabio, sino, entender, discernir, y esperar”-

Avanzada la noche, la tranquilidad yacía en aquel claro frente al robledal.

jueves, 1 de noviembre de 2007

En casa de Nimlin Moog.

(NOTA: El personaje “Nimlin Moog & Señora” pertenecen a la raza fantástica de la saga “Journey of Fantasy” escrita por Juiahnn Frank. Los “Nimoog” pertenecen a las tierras de Brumecia y son un aspecto algo particular. Si bien sus cuerpos podrían ser de cualquier gaiano (estatura común humana) en el caso de los Nimoog-ai, o de un Jibil´s (estatura común de un niño, o un “hobbit” del universo de Tolkien) en el caso de los Nimoog-et, sus rostros son de roedores o de conejos, dependiendo de la zona en donde nacieron. Ellos son la única raza que pueden invocar a los Espíritus Naturales a voluntad, papel que desempeñan en especial el genero femenino, mientras que el macho, debido a su destres y agilidad, toman el trabajo de buscadores de Espíritus Naturales. Esta es su actividad, hasta que pasada los cientos de años, y con un aspecto mas avejentados, se dedican a la agricultura, la carpintería y el telar. Los Nimoog conviven con casi todas las razas, pero su ciudad principal se encuentra en una de las ramas superiores del Gran Árbol de Brumecia, llamada “la alegre Mynoog” o “el jardin de Mysidia.)

En casa de Nimlin Moog.

Estaba demasiado excitado para conciliar el sueño, y en una habitación que, pese a su sencillez y comodidad, la sentía ajena.

Esa misma tarde había conocido a Nimlin Moog, un viejo Nimoog-et, granjero de una aldea de nimoogs del valle bajo de Timáeria.
Habiendo pasado frente a su huerta, y tras una muy entretenida platica (ya sabéis…vinos, tabaco, e historias de foráneos) me invito a pasar la noche en su hogar, construido dentro de uno de los grandes árboles de la colina crepuscular.

-“..Y cuénteme”- exclamó la Señora Moog mientras llenaba los platos con una deliciosa cena- “¿qué suerte de aventuras buscáis en estos parajes?”-
-“Me dirijo al Norte, buena Señora; detrás de las montañas de Namóra, al valle de los robles”- contesté mientras me llevaba a la boca un dorado trozo de carne.
El viejo Nimlin se acomodo en su pequeña silla, e hizo una especie de mueca arrugando la nariz y curvando sus orejotas:
-“Dragones ¿no es así? Pierdes el tiempo muchacho. Ellos han dejado de relacionarse con los hombres y sus aliados desde la gran batalla en Mehesgard, ase mas de 500 años…”- pauso, mientras me miraba de forma interrogante-“¿Conoces la historia?”-
-“Bueno…si…algo”-exclamé entre dientes.
Y allí comenzó a contarme una historio que duro hasta entrada la media noche y que más o menos era así: “Antiguamente estos grandes reptiles eran, no solo amigos de los hombres, sino que sus maestros. Y mientras así era, paz y prosperidad había entre los reinos…Pero siempre hay una mala semilla en algún lado. Un rey codicioso, no solo dejó de escucharlos, sino que inició una cruel caza. Como los Dragones amaban a los hombres no hicieron nada para defenderse, y esto les costo la vida a muchos de ellos. Por eso, pese a tener el poder de acabar con todos los reinos del mundo, los dragones prefirieron retirarse a los robledales del norte, donde abunda el buen tabaco, y el aire es más fresco. Allí construyeron sus gigantescas torres en donde, dicen, se encuentran las mas espectaculares y fastuosas bibliotecas. Pero la maldad del hombre no se conformaba con el exilio de los sabios reptiles. Cierto día en que los dragones volaron hacia las altas montañas de Zeldor (allí tenían sus cultivos de bayas y frutas), los hombres del tirano Rey tomaron la aldea dragón y luego de destruir los huevos de estos, se echaron a la fuga. Los dragones no tardaron en ver las destrozadas cáscaras de lo que iban a ser sus hijos, y fue así como llenos de furia lucharon en Mehesgard contra los hombres, y luego destruyeron el reino del tirano rey, junto con sus pueblos y campos. Aquella acción de venganza fue confundida por maldad, y desde entonces los dragones y los hombres se enemistaron.”

Cuando hubo acabado la historia, Nimlin encendió su pipa y me miró como si supiera que iba a interrogarle…y así lo hice:
-“¿Cree que podré encontrarlos?”-
-No lo se…Son muy pocos los que los han visto en estos días. Algunos guerreros vagabundos del Este afirman haber vivido entre ellos y dicen que descansan en el bosque, cantan, cuentan historias y escriben en sus enormes libros…pero también se sabe de aldeas y campos arrasados por el fuego de sus gargantas…”-
Tras las palabras del pequeño nimoog fue tal el silencio que solo se oían los ronquidos del gato que dormía a unos pasos nuestros, sobre los leños de la chimenea.
-“Bueno…Será mejor que duerma”- dije al levantarme de la silla –“Mañana reemprenderé la marcha a primeras horas del día”-
Agradecí nuevamente la hospitalidad del nimoog y la deliciosa cena de la Señora Moog.
Me dirigí a la habitación de huésped y, tras cerrar la puerta, airear mis dolidos pies, y abrir la ventana, me recosté en el cómodo lecho mirando la copa de un esbelto álamo y cuatro estrellas que llegaba a observar desde mi posición.
Intente durante unos largos minutos diferentes técnicas, que según algunas creencias, llaman al sueño…pero sin mas resultados que un par de enrojecidos ojos pensé que lo mejor sería tomar un poco de aire fresco de la otoñal noche.
Salí al jardín posterior por la ventana, que por cierto, debido a su estrecho tamaño no fue tarea fácil.
La luna brillaba en lo alto del oscuro cielo y no faltaban muchas horas para que el resplandor del sol de comienzo a un nuevo día.
Una brisa se anunciaba cantando entre las hojas de una alameda cercana y que no tardó en juguetear entre mis cabellos. Cerré los ojos y extendiendo los brazos aspiré profundamente. Sentí el rocío nocturno impregnado en la hierba, con un poco del aroma de las pequeñas flores que salen caprichosas entre el verde manto de la colina. Sentí en mi pecho aquella sensación de pureza, y exhalé lentamente. Levante mi rostro y abrí los ojos a la luna…que en lugar de ver su palidez de plata, una imponente sombra eclipsó su luz en el firmamento. Observé maravillado el aleteo de su vuelo, su erguido cuello y su larga cola como la estela de un cometa.
Lo observé hasta que mis ojos confundieron su lejanía con las estrellas. Entonces, me senté atónito sobre la blanca verja, feliz, invadido de una calma que no sabía explicar, y que acarreo tal relajación que me indujo al bostezo y la somnolencia.
Volví a la habitación, nuevamente, utilizando la ventana.
La vela estaba anunciando su extinción con un negro hilo de humo. Nuevamente recostado en la cama la sentí muy mía, y acurrucándome entre las cobijas cerré los ojos con la imagen de aquel dragón, y entonces dormí.